martes, 19 de enero de 2010

«Nos guste o no, los marroquíes son nuestros vecinos»



Cultura-Granada


«Nos guste o no, los marroquíes son nuestros vecinos»

19.01.10 - 01:07 - INÉS GALLASTEGUI igallastegui@ideal.es
GRANADA.

El director del Centro de Estudios Árabes publica 'A propósito de mis vecinos', un ensayo novelado sobre las costumbres marroquíes .Juan Castilla Arabista y escritor .«Sorprenderá a muchos españoles, pero hay fiestas en Marruecos similares a la Navidad y los Reyes» .'A propósito de mis vecinos. Claves para convivir con la otra orilla' (Almed) no es ni una novela ni un ensayo; es las dos cosas. Narra unas cuantas semanas en la vida de una pareja española y sus hijos cuando una familia marroquí se muda a vivir a la casa de al lado. Ella está abierta a conocer más sus costumbres; él tiene prejuicios. Con Carmen descubrimos la diferencia entre 'árabe' y 'musulmán', las fiestas del Islam, la receta del cuscús, el delicado ritual del té, los secretos de los baños públicos y las complejas reglas del saludo. Juan Castilla Brazales (Linares, 1961), doctor en Filología Semítica y director de la Escuela de Estudios Árabes del CSIC, es autor de obras divulgativas como 'Érase una vez Al-Andalus' (2000), 'En busca de la Granada andalusí' (2002) y 'Andalusíes. La memoria custodiada' (2004).

-¿De dónde proceden sus conocimientos sobre el mundo árabe y sobre Marruecos?

-En principio pensaba estudiar Filología Hispánica, pero elegí como optativa la lengua árabe; el conocimiento de la lengua me llevó a la cultura y eso me metió el gusanillo de conocer en vivo el mundo árabe. Cuando terminé Filología Árabe tuve la oportunidad de vivir en varios países, como Irak, Egipto, Túnez... Después he visitado Marruecos en bastantes ocasiones y he tenido grandes amigos marroquíes.

-¿Cuál es la intención de este libro?

-Este libro lo desarrollé hace cuatro o cinco años, junto con Mayte Penelas, una compañera muy querida. Después empecé en una dinámica de gestión como director de la Escuela de Estudios Árabes y lo dejé abandonado. La intención era poner en manos de la gente de a pie las señas de identidad más sencillas de los marroquíes para desterrar tantos estereotipos que circulan por ahí. En el fondo del libro subyace la tesis de que nuestras relaciones las preside el miedo, y cuando tienes miedo de alguien no te acercas y no lo conoces. Somos vecinos, nos guste o no, y, teniendo en cuenta que cada vez son más los hombres y mujeres que vienen de allí, no estaría de más que por lo menos intentemos conocer a gente con la que vamos a tener que convivir.

Ocho siglos en una página

-¿Por qué cree que hay ese miedo?

-No lo sé. Las relaciones entre España y Marruecos han sufrido muchos vaivenes. Estamos hablando de una cultura muy distinta, aunque sólo nos separen unos cuantos kilómetros. En mi generación y en las anteriores, cuando se llegaba al periodo de Al-Andalus, el profesor pasaba la página... ¡y eran ocho siglos de historia! Igual en el subconsciente español todo lo que viene de la otra orilla nos recuerda un pasado del que nos sentimos avergonzados. Hubo luces y sombras, pero yo creo que se dieron momentos muy ricos. Y en el libro también se desarrolla otra idea: ¿no será que no queremos ver al pobre que tiene que venir a buscarse la vida? Un futbolista millonario como Zidane es un 'árabe'; pero el que vende alfombras por la playa es un 'moro'. En los medios de comunicación un marroquí casi siempre va asociado a la patera, la droga, el delito... ¿Por qué no salen los que son científicos, escritores, músicos, directores de cine...? Hay gente muy válida, que va por el mundo sabiendo más idiomas y mejor preparada que los españoles...

-¿Por qué eligió la forma novelada?

-En los libros de divulgación siempre utilizo algún elemento de ficción, como diálogos o cartas. Presentar las señas de identidad marroquíes como la historia del acercamiento entre dos familias es una fórmula para decorar una información real y rigurosa. Mezclarla con azúcar hace que la gente se tome la aspirina sin notar el sabor amargo. En una tarde te puedes leer un libro de 200 páginas; sospecho que si fuera un manual de 500 páginas, nadie lo abriría.

-¿Cómo somos los españoles: como Carmen, abierta a conocer nuevas culturas, o como Pablo, receloso y lleno de prejuicios?

-Carmen representa a un porcentaje mínimo de los españoles que estamos dispuestos a acercarnos lo suficiente al otro para tratar de conocerle. Tal como está la sociedad española, por boca de Pablo está hablando el 80% o el 90% que no tiene la mínima pretensión de acercamiento. Como mujer, Carmen es la que tira de las riendas y trata de abrirle la mente a su marido.

-El final es abierto. ¿Habrá una segunda parte sobre los marroquíes en su propio terreno?

-Termina con un viaje a Marruecos y queda abierto. En el libro salen a relucir temas muy sencillos, como el saludo, la hospitalidad, la gastronomía o el ritual del té. Con eso pretendía no asustar y crear una curiosidad en el lector. Una segunda parte daría pie a que Carmen fuera contando otros muchos temas más densos y profundos: el cine, la literatura, la música, el urbanismo, el mobiliario de las casas, las calles...

-En este momento la percepción de Marruecos en España no atraviesa su mejor momento...

-Estamos en un momento muy delicado, pero quizá por eso este trabajo pueda ser más aprovechable. Hay cosas en el libro que sorprenderán a más de un español, como saber que aquí tenemos los Reyes Magos y allí, otra fiesta similar en la que les dan regalos a los niños, o que nosotros celebramos la Navidad y ellos, el nacimiento de su profeta. O sea, que hay muchas más cosas que nos unen de lo que la gente cree. Parece que todo son diferencias y, efectivamente, las tenemos, pero hay elementos que nos acercan y que la gente desconoce.

-La familia a la que retrata el libro no es el prototipo de una familia de inmigrantes. Leyla es periodista, Samir es comerciante, su hija mayor estudia Farmacia y viven en una zona residencial...

-Es verdad. Pero si utilizo una familia pobre en la que él trabaja en la construcción y ella en el servicio doméstico, con todos los respetos, no me daría juego para sacar muchos temas con un mínimo de nivel a la hora de dialogar. Igual que con la familia española. Además, también hay aquí profesionales marroquíes de muy alto nivel. Y cada vez más estudiantes en la Universidad de Granada...

-En el libro elude algunos temas conflictivos, como el papel de las mujeres en los países árabes, el fanatismo religioso o el régimen político en Marruecos, que define como «monarquía constitucional».

-No me he querido meter en grandes conflictos. El libro no quiere postularse a favor de nada ni en contra de nada. Por ejemplo, se dice claramente que el rey nombra directamente al primer ministro. Yo doy datos objetivos y que cada cual saque sus propias conclusiones. Pero mi papel no es meter el dedo en la llaga, sino que la población de aquí tenga una idea un poquito más aproximada de cómo son ellos. Quizá, si algún día tengo tiempo de escribir una segunda parte, Carmen, viendo la realidad, se hace más crítica y le tiene que dar la razón en algo a Pablo...

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