viernes, 1 de enero de 2010

Mis perras son lesbianas



Mis perras son lesbianas


Francisco Javier Chaín Revuelta

Una encíclica de Juan Pablo II trata conciliar fe y razón sin argumentos de peso. Cuando las personas algo no pueden demostrar dirán que lógica argumental para su asunto obedece a otro rasero, a otras leyes, a otra forma de medir, o de plano dirán que es por fe, aunque no sepan definir lo que es la fe más allá de aseverar que la fe es una obligación que todo cristiano debe cumplir sin hacer preguntas, para no entrar en aprietos.

A partir del telescopio y las aportaciones de Galileo sobre los movimientos de los astros, el castillo medieval de la cristiandad se derrumbó. La curia de la época, ocupada más en la política y los placeres que en la ciencia, en lugar de usar el telescopio para buscar a Dios, persistió en seguir usando la hoguera contra las mujeres y persiguió a los científicos para aplicarles el mismo tormento. Marcaba así la iglesia el inició de su decadencia condenando a las mujeres por brujas y a los científicos por herejes.

La iglesia es de los aparatos que tardan muchos años en reconocer errores, tiene muy pocos años que “perdonaron” a Galileo y también tiene poco tiempo en que pidieron disculpas por haber sido cómplices del Holocausto. Apenas también por fin usaron un telescopio con el cual descubrieron que en sus cielos no existía un lugar que habían llamado “limbo” y optaron por declararlo inexistente. La misma curia se encargó, ante el tremendo e increíble desarrollo científico, que algunos de sus miembros se dedicaran a la ciencia para así rescatar así sea un poco del terreno perdido frente a una feligresía que les sigue por costumbre y no por convencimiento. Tal acercamiento sacerdotal a la ciencia ha sido, sin embargo, efímero y de poca monta, a pesar de que todo indica que la religión del futuro será no la de la fe sino la de la ciencia.

La pobreza mental e intelectual de la curia católica y romana actual se refleja, estos días, en la persona de Alberto Suárez Inda quien se emplea como arzobispo de Morelia. Declaró públicamente que “ Ni los perros se aparean entre dos del mismo sexo” como un argumento para oponerse a una nueva, inocua e intranscendente ley civil que permite ratificar mediante contrato la vieja y nada extraña costumbre sexual humana, practicada por muchas personas, de aparearse entre individuos sin restricciones de género.

El tal arzobispo se ve muy ignorante y retrasado. Toda persona y en especial todo ranchero sabe por simple observación de la homosexualidad de los animales como vacas, toros, perros, caballos, burros, etc. Toda biblioteca de zoología contiene tratados enteros sobre las más curiosas y extrañas costumbres homosexuales de todo tipo de animales, desde los unicelulares hasta las ballenas. Incluso cualquier vecino de esta ciudad puede, al tal arzobispo, contarle sin espanto, con toda tranquilidad y sonriendo que sus perras son lesbianas.

Publicado también en:

http://www.jornadaveracruz.com.mx/Noticia.aspx?ID=100102_152926_808&seccion=7

http://www.oem.com.mx/elsoldecordoba/notas/s2767.htm



1 comentario:

  1. Saludos, ciertamente la objetividad y su manera de observar y mirar al mundo es muy cierta, le felicito por estas lineas que con mucho detalle narran la realidad de la vida.....

    saludos feliz 2010

    bg

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