lunes, 25 de enero de 2010

El castellano de Samarkanda



Cultura-Granada

El castellano de Samarkanda

El Legado Andalusí edita el relato del viaje de Ruy González de Clavijo

23.01.10 - 02:04 - JUAN LUIS TAPIA jltapia@ideal.es
GRANADA.

Ruy González de Clavijo, embajador de Enrique III de Castilla, contempla por última vez la ciudad de las maravillas, donde ha visto cosas y vivido aventuras que en su patria española nadie podría imaginar. La ciudad que se le presenta ante su mirada es una de las más grandes del mundo: Samarkanda. Ha empezado a nevar sobre las cúpulas azules. Habían pasado casi tres meses como embajador de Castilla en la corte del Gran Kan Timur, Tamerlán. ¿Cómo llegó un diplomático español a entrar en la radiante y famosísima metrópoli del Oriente? ¿Por qué su rey le había mandado a ese país tan increíblemente lejano? ¿Cuál había sido la intención de aquella misión peligrosa? El día 21 de mayo de 1403, Clavijo había salido del Puerto de Santa María, cerca de Cádiz, para abrir uno de los capítulos más aventureros de la diplomacia del Occidente. Con un pequeño equipo de compañeros cruzó el Mediterráneo hasta llegar a Constantinopla, cercada por los turcos otomanos. Como le había pedido el rey, Clavijo resumió todas sus impresiones durante el largo viaje al centro de la Gran Ruta de la Seda, escribiendo un diario que ahora ha publicado en una edición comentada e ilustrada la Fundación Legado Andalusí.

Hay pocas relaciones de viajes de aquella época que ofrezcan descripciones tan detalladas y exactas, y algunas de las observaciones de Clavijo parecen todavía acertadas en nuestra época para el actual país Uzbekistán.

Para mejorar las relaciones con el Gran Tamerlán, en el año 1403 el rey Enrique III decide enviar una nueva comitiva de 14 personas. Al frente de la embajada iban Ruy González de Clavijo, el maestro teólogo Fray Alonso Pérez de Santamaría y el guarda del rey Gómez de Salazar, que fueron enviados a Samarkanda como embajadores a la corte del Gran Tamerlán, en un gran viaje que duro tres años.

Embarcaron en el Puerto de Santa María el 22 de mayo de 1403, navegaron hasta Málaga, Cartagena, Formentera y Mallorca. El 18 de julio cerca de Stromboli, fueron sorprendidos por una tormenta y pudieron observar el fenómeno meteorológico de las 'Luces de San Telmo', bolas luminiscentes que aparecen en lo alto de los mástiles al final de las tormentas y que eran señal de buen augurio. Siguieron navegando hasta Rodas y desde allí a Constantinopla, donde fueron recibidos con todos los honores por el rey Manuel II.

Después de cruzar el mar Negro, desembarcaron en Trebisonda y cruzaron por Armenia, Persia y Turquestán hasta alcanzar Samarkanda, a donde llegaron dieciséis meses después, en septiembre de 1404. El guarda real Gómez de Salazar, que acompañaba a la comitiva, falleció en Nishapur durante la expedición antes de llegar a su destino. El 8 septiembre de 1404, los embajadores tuvieron la oportunidad de presentarse ante el Gran Tamerlán, quien pronunció las siguientes palabras: «Ved aquí estos embajadores que me envía mi hijo, el Rey de España, que es el mayor rey que hay entre los francos, y son muy gran gente! De verdad que yo le daré mi bendición a mi hijo, el rey».

Fiestas y expulsión

En Samarkanda, el Gran Tamerlán celebró el gran quriltai, fiesta que tenía por objeto la elección de un nuevo Kan títere, que sucediera a Muhamad Qan b. Soyurghatmish, muerto en 1402. Los embajadores permanecieron cerca de tres meses en la corte, donde participaron en un sinfín de fiestas y celebraciones.

Sin muchas explicaciones, los embajadores fueron invitados a dejar Samarkanda sin tener respuesta de Tamerlán a la carta del rey. Tamerlán estaba realizando los preparativos para su hazaña más grande: una campaña contra China. Reunió un enorme ejército y grandes cantidades de suministros, y a fines del otoño de 1404 se dirigió a Utrar, donde planeaba invernar. Allí moriría el 19 de enero de 1405 a causa de una enfermedad.

En el camino de regreso, los embajadores recibieron la noticia de la muerte de Tamerlán y al poco tiempo fueron detenidos y robados en Persia, donde sufrieron seis meses de cautiverio. En marzo de 1406 llegaron a Sanlúcar de Barrameda y de allí fueron a Alcalá de Henares donde les recibió el rey.

Aquella embajada castellana dejó su huella en Samarkanda. En el observatorio astronómico que levantó Ulug Bek se encuentra una pintura alusiva a los embajadores castellanos. Tamerlán mandó construir una población a las afueras de Samarkanda llamada Madrid. En 2004 se inauguró la avenida Ruy González de Clavijo al lado del Gur- Emir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario