sábado, 2 de enero de 2010
El vino del amor
El vino del amor
Escucha, que es un buen consejo quien te habla.
Aprovecha la unión de los años mozos pues la vida
es una emboscada en que acecha la vejez.
Quiero el amor, la música y la voz
de los instrumentos para ahuyentar mis penas.
Dadmé lo que deseo y ya no pecaré ni beberé más vino.
¡Cómo! … ¿Yo estaba ausente cuando mi destino
quedó fijado para la eternidad?... Si por tan poco
intrigo la ley ¿quién podrá reprocharmelo?
A menudo, rechacé la copa que me tienta,
más las miradas del copero desalientan todo arrepentimiento.
Escancia, pues, de ese vino puro y que el recuerdo
de mi amada no escape de mi alma.
Vino de dos años y una doncella de catorce…
¡Oh, mi corazón! ¿No te había dicho que te alejaras de esas trenzas?
¡Pero el mismo viento queda apresado en ellas!
Shejim, en el banquete no repitas tu juramento
de no pecar más, si no quieres que el copero
de cejas arqueadas te hiera con sus flechas.
¿Qué valen las palabras de Khaju?
¿Qué valen los poemas de Suleiman?
Los versos de Shejim han de valer por todos.
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